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Las serpientes ¡¡¡Hermanas de leche!!!

Las serpientes ¡¡¡Hermanas de leche!!!

Antes de la desaparición de los grandes dinosarios, hace más que cientos de millones de años y anterior a nuestra existencia, las serpientes se habían adaptado a la vida en este planeta. Este reptil es el ser mejor adaptado a su geografía, descubriendo la fórmula idonea para desarrollar la vida.

Su antigüedad, la falta de conocimientos y su peculiar forma de arrastrarse, junto a su humeda y rugosa piel ha generado su enigmática fama.

Aunque tal vez el miedo que desata en el hombre sea por su astucia, debemos tener en cuenta que estamos ante un animal carnívoro, cazador, escurridizo, calculador y estratégico. Las serpientes se nos rebelan como el enemigo al que envidiamos por temor.

Desde la antigüedad, fue vista como simbolo del destino. Capaz de reacción propia en defensa de ataques externos , ágil en sus movimientos y en su observación, y prudente para esperar el momento idoneo de reacción.

Nuestras abuelas, que pasaron su infancia en el campo, solían contar una de la muchas historias cuyas protagonistas eran una mujer embarazada y una serpiente.

Es la historia de Juan y Angelina Sotelo, una pareja de campesinos que allá por 1886 tuvo en la Rivera de San Miguel a su segundo hijo, Santiago. En esa época, la vida campesina transcurría entre penurias y trabajo, la economía apenas alcanzaba para la auto subsistencia donde todo había que hacerlo, labrarlo o cultivarlo.

Las casas distantes las unas de las otras, separadas por las tierras de labranza, unos metros si la familia era pobre o algunos kilómetros si había suerte. Cuando una embarazada estaba apunto de dar a luz seguía trabajando hasta última hora si le era posible...  y cuando veían cercana la hora del parto una vecina experta venía a ayudarla.

Elevadas fiebres acompañaban a Angelina, algo sin la mayor importancia, eran a causa de lasubida de leche...  Esta era una creencia común.

Los primeros días eran normales, el pequeño evolucionaba bien. Pero de repente el niño comenzó a presentar signos claros de desnutrición. Extraños zumbidos durante el mediodía y a la puesta de sol sonaban el la cabeza de Angelina, a la vez un estado de somnolencia e incluso pérdidas momentáneas de conciencia se hicieron presentes. Nacido sano, pero a pesar de la abundante leche de su madre, no engordaba lo suficiente.

Los escasos jornales, ganados con una riada de sudor, fueron gastados en un médico que hicieron llamar. Nadie encontraba la causa. No había causas físicas aparentes ni en el niño ni el la madre.

Empezaron las hipotesis lanzadas por los vecinos. Tal vez esto, tal vez lo otro...

Hasta que Angelina se dejo convencer de dejar un rastro de harina alrededor del lecho donde ésta amamantaba a su hijo.

Aquella vecina estaba en lo cierto.

A la mañana siguiente una rayas aparecieron en la harina. No eran huellas humanas, ni de perro, ni de gato...   eran de reptil.

Buscaron al reptil sin éxito.

Pero una tarde el otro hijo de la pareja sorprendio al bebé, a modo de pezón, con la cola de serpiente el la boca.

Este niño hubiera muerto de hambre si no se hubiera descubierto a tiempo el fenomeno.

Esta es una de tantas historias que corren de boca en boca por las aldeas rurales y pueblos.